Fernando Reyes Matta

¿Y de qué vamos a hablar con Europa?

En doce meses más, por estos días, Chile recibirá a gobernantes...

Por: Fernando Reyes Matta | Publicado: Viernes 13 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.
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En doce meses más, por estos días, Chile recibirá a gobernantes y representantes de la Unión Europea, para su cita con los mandatarios de América Latina y el Caribe. Y como preparativo de ese diálogo con el otro lado del Atlántico, deberemos afinar muy bien las coordinaciones políticas en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que tendrá lugar un día antes.



En otras palabras, somos responsables de darle un sentido a lo que hablemos con los europeos (vamos a ver quienes siguen gobernando para entonces), y al mismo tiempo construir una agenda moderna y realista al interior del continente, tarea clave cuando acabamos de asumir la presidencia de Celac para 2012.

Este desafío no es un tema menor para todo el país y, especialmente, para el gobierno. No es un secreto que nuestras mayores complejidades diplomáticas están aquí, en el continente y en el vecindario. Por lo cual, la capacidad de crear interlocución hacia adentro -levantar una agenda que no busque confrontar a Washington (como desean algunos) sino que mire como se asume el siglo XXI- es una cuestión que dará cuenta de nuestras imaginaciones y sensibilidades en política exterior.

Un diálogo en serio con Europa tendrá que instalarse en las complejidades a las cuales nos ha llevado el modelo económico predominante. La crisis la hemos confrontado bien en América Latina, pero Europa va de tumbo en tumbo porque olvidó que uno no puede endeudarse al infinito y llevar el déficit público a extremos inmanejables. ¿Hay un tema común de que hablar? Por lo menos uno, instalado en los análisis de ambos lados: la desigualdad.

En ese marco, es bueno seguir los artículos de la serie recién iniciada por Financial Times: “La crisis del Capitalismo”. Como bien dice Larry Summers, académico de Harvard y ex asesor de Obama, al introducir la serie, cinco años atrás habría sido impensable que ese diario convocara a destacados analistas a escribir con ese enfoque. Y allí es donde emerge la cuestión de la desigualdad. Por cierto, pesan los datos de la UE entregados en días pasados: la cesantía ha golpeado a 16 millones 400 mil europeos en condiciones de trabajar, especialmente a los más jóvenes.

John Plender, lo dice así en Financial Times: “el corazón del problema es la creciente desigualdad”. Y otro autor, Gideon Raciman, columnista jefe de asuntos internacionales de ese periódico, lo pone en forma más global y con nosotros al medio: “el hecho de que la desigualdad se ha convertido en una preocupación mundial desde China a Chile, y desde la India hasta Egipto, sugiere que esta es otra tendencia que se ha vuelto global”.

Para el Año Nuevo los líderes de Alemania, Francia, Italia, España o Grecia, enfatizaron una idea central: 2012 será un año muy difícil. Lo saben en el Banco Central Europeo (BCE) que junto al Fondo Monetario Internacional (FMI) tratan de encontrar la fórmula para dar un nuevo paquete de apoyo a Grecia y evitar la bancarrota, una tarea casi imposible si se buscan nuevos ajustes y recortes junto a un perdonazo del 50% o más de la deuda griega. 
La canciller Angela Merkel y el presidente Nicolás Sarkozy, siguen en la dura tarea de salvar el euro, en un año donde también hay elecciones. Pero el tema ya no es sólo de la “eurozona”, también Hungría está al borde de la quiebra, ahora con un gobierno que, desde el 1° de enero, tiene una Constitución con límites para la democracia, el estado de derecho, la autonomía del banco central y la libertad de prensa.

¿Con qué Europa hablaremos? Un ensayo lo tendremos con España y Portugal a fines de año en Cádiz, en la Cumbre Iberoamericana. La palabra cooperación ya no basta en ese diálogo, mejor será hablar en serio del reordenamiento económico mundial y como lo iberoamericano puede instalarse allí. De pasada, ese también debería ser el eje con Obama en la Cumbre de las Américas, convocada para abril en Colombia.

En suma, se nos viene un año con fuertes tareas en lo internacional: hay que convertirlas en oportunidad.

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